Si escucha en la descripción de la decoración interior de una casa o apartamento la palabra «rústico», prepárese para encontrar algo «sencillo», «campestre», «poco elaborado» o «de pueblo». Precisamente así se traduce del francés la palabra «rustique». 

Por cierto, no sería correcto interpretar el concepto de «rústico» con algo típicamente ruso. No existe una conexión directa entre estas dos ideas. Más bien, el rústico es un estilo country americano europeizado. Entre otras cosas, la típica casa de pueblo hecha de maderos sin trabajar es una muy buena representación de la esencia de lo rústico.

Antes que nada este estilo nos indica que la decoración contará con muchos materiales naturales verdaderos: madera, piedra o metal.

El principio más importante del estilo rústico es que no ha de tener ningún glamour, darse aires, incluir elementos sintéticos, adornitos o colores artificiales. Este estilo favorece la simplicidad provincial, el encanto natural y la ecología. Una casa de estilo rústico tendrá unas puertas grandes, suelos de tablones, muebles de madera y posiblemente incluso un poco bastos, vigas de techo picado, una vajilla sencilla, y paredes hechas de forma artesanal (en el estilo rústico se aprecia todo tipo de grietas, rasguños y asperezas).

Hoy en día, el estilo rústico es popular tanto en la decoración de casas y apartamentos privados como en el diseño de cafeterías, restaurantes, hoteles e incluso oficinas. El secreto de la popularidad de este estilo está en la sensación acogedora que desprende. Una cama con cabecero de madera, tejidos sencillos, colores suaves, materiales naturales: todo esto calma y acerca la naturaleza al hombre contemporáneo. Precisamente por esto, el estilo rústico aparece cada vez más a menudo en los apartamentos de las ciudades, cuyos habitantes están cansados de la contaminación informativa. Sin embargo, en estos interiores prima la necesidad de esconder la tecnología moderna en los armarios o integrarla cuidadosamente en la decoración con ayuda de técnicas decorativas avanzadas. 

Los colores más típicos en una casa rústica son marrones, arenas, amarillos pajizos y grises. Se considera que el estilo rústico no acepta los colores brillantes, la ornamentación excesiva, la variedad de detalles pequeños y la acumulación de objetos innecesarios. Este estilo es bueno para aquellos que quieren un interior duradero, «de batalla» (intente mover rápidamente de sitio una mesa de roble) con materiales naturales, colores apagados y una simplicidad provincial con un toque vintage.