La gestión inmobiliaria es el control y mantenimiento de la propiedad con el fin de reducir el costo de su mantenimiento y aumentar las ganancias de su uso. La gestión puede afectar a todo tipo de bienes inmuebles: privados (residenciales y no residenciales), comerciales y gubernamentales.

La administración y control de bienes inmuebles es una actividad destinada a mantener o mejorar su condición. Puede dedicarse a esta actividad como el propietario mismo, y los especialistas involucrados para ello (en este caso podemos hablar de gestión profesional de la propiedad).

La gestión puede ser económica o técnica. La gestión técnica de los bienes inmuebles implica el mantenimiento de un inmueble de acuerdo con su finalidad funcional. En edificios residenciales de varios pisos, esto lo hacen principalmente las empresas de gestión. Deben establecer una interacción efectiva con todos los propietarios (firmar los contratos de servicios necesarios), así como atraer contratistas, quienes llevará a cabo la limpieza y mantenimiento, así como el suministro de gas, electricidad y agua.

La gestión económica de los inmuebles consiste en la gestión de los ingresos y gastos producidos como resultado de la operación de la propiedad. Por ejemplo, el arrendador realiza la gestión económica cuando recibe la renta y destina parte de los fondos a modernizar los locales en desuso.

Cuando se trata de bienes raíces comerciales, entonces, más que en otros casos, los grandes centros comerciales y de negocios necesitan ser administrados con especial cuidado. La operación de dichos edificios generalmente implica la necesidad de cooperación con un grupo de propietarios y muchos inquilinos, así como altas cargas en todas las redes de ingeniería. Es por eso que en este caso se emplea un enfoque combinado (económico y técnico) para su gerencia.

La tarea principal de cualquier empresa de administración de bienes raíces es lograr la máxima eficiencia en el uso de los bienes inmuebles en interés del propietario.